La llegada del Bloque de Búsqueda a Buenaventura, anunciada con determinación por la gobernadora del Valle, Dilian Francisca Toro, es un rayo de esperanza para una comunidad que ha soportado años de violencia. Esta iniciativa, enfocada en la desarticulación de organizaciones criminales y la captura de sus cabecillas, busca devolver la tranquilidad a un puerto vital para Colombia, pero asediado por la delincuencia. Sin embargo, para los bonaverenses, esta medida no es solo una acción militar; es un llamado a la justicia social y a la dignidad humana.
El incremento del pie de fuerza y el enfoque en las comunas 10 y 12, epicentros de la criminalidad, son pasos necesarios. La captura de alias ‘Guacho’, cabecilla de Los Shottas y extorsionista de empresarios turísticos, subraya la magnitud de la amenaza. Pero la verdadera victoria no se medirá solo en operativos o arrestos. Se verá reflejada en la capacidad de las familias para caminar sin miedo, de los jóvenes para soñar con un futuro sin la sombra de la violencia, y de los comerciantes para prosperar sin la presión de la extorsión.
Buenaventura no es solo un puerto, es un hogar para miles de personas que han resistido con una resiliencia admirable. La crisis que enfrentan es profunda, arraigada en la desigualdad, la falta de oportunidades y la ausencia de inversión social. Por eso, la llegada del Bloque de Búsqueda debe ser el preámbulo para una intervención integral. Necesitamos programas robustos de educación, empleo, salud y cultura que brinden alternativas tangibles a la delincuencia. La reconstrucción del tejido social es tan vital como la seguridad.
Este es un momento crucial para Buenaventura. La atención mediática y el despliegue de fuerza deben ser el catalizador para un compromiso sostenido del Estado y la sociedad civil. Es una oportunidad para sanar heridas, empoderar a la comunidad y construir un futuro donde la paz no sea solo la ausencia de violencia, sino la presencia de justicia, equidad y oportunidades para todos.