Es un cálido domingo en la Sucursal el Cielo, como dirían Los Lebrón, la temperatura sube, sube… también suben al bus un grupo de entusiastas que hasta ese momento son solo desconocidos, el viaje inicia en el lugar donde todo empezó, en aquel lugar que dio origen a una de las marcas cerveceras más reconocidas y premiadas, no sólo en el país, sino en todo el continente.
Hablo de Antaño, una cervecería que nació en el barrio granada de Cali, en un pequeño lugar y que poco a poco se convierte en un lugar de culto para los amantes de la buena cerveza.
Epezaron hace ya 9 años, un estilo único en su presentación, sabor y en la experiencia de sus pubs, lograron generar identidad con la ciudad y con un grupo de consumidores de nuevos sabores, de catadores que deseaban algo más que el amargo sabor del lúpulo en sus paladares.
El crecimiento de sus sabores, la variedad y originalidad sumada a la gran calidad de cada nueva cerveza hicieron que el negocio se expandiera, todo iba de maravilla y con una ampliación en la planta y el pub, llegó la pandemia del Covid-19, el confinamiento dejó encerrada la ilusión de crecer y generar un espacio más amplio, de crear nuevos empleos y se aplazó el sueño de ser una gran marca.
Pero si cuando llueve aprendes a vender paraguas, no vas a pasar necesidades y esa capacidad de resiliencia, de enfrentar la dificultad, el amor por lo que se hace y el compromiso con su clientela en aumento, les hizo pensar en una nueva manera de distribuir su refrescante bebida.
Es importante recordar que al inicio de la empresa la producción era solo de 800 litros al mes, luego 2000 litros y justo antes del confinamiento ya estaban en capacidad de producir entre 6 y 8 mil litros (hoy felizmente producen más de 20 mil litros al mes) así que era empezar de nuevo, menos producción pero la misma pasión, llamadas a clientes y vender litros en una presentación que evoca esas botellas de leche que en “antaño” se veían; la marca se mantenía vigente.
El arranque después del confinamiento no fue fácil, pero fue una gran oportunidad que estos emprendedores no dejarían pasar, era el momento para que la Izzy, la Lírica y la Casilda llegara al alcance de todos, ya sea que gustes de una rubia, una roja o una morena, la cerveza es versátil y hay una para cada paladar, ya en la planta te das cuenta de cuanta variedad existe en Antaño.
El recorrido amenizado con música se hace corto, llegamos a la planta ubicada en el municipio de Jamundí, una breve historia sobre el origen de la cerveza, la importancia en la sociedad y la participación de mujeres sabias en el proceso, luego frailes y el misticismo que sobre esta bebida se ha creado.
El grupo cada vez parece menos desconocido y algunas risas y comentarios van acercando a los participantes, aparece el almuerzo, una espectacular hamburguesa con papas y claro, una cerveza, hay 9 opciones para elegir el sabor que más se adapte a tus gustos, claro que algunos ya tenemos nuestras favoritas, pasa el tiempo y el ambiente cada vez más festivo no da chance para que los participantes revisen el celular, algo que felizmente sorprende, no es una regla, no es una invitación.
Es simple, la pasas tan bien que no deseas distraerte, aquí puedes hablar mirando a los ojos a las personas, puedes distraerte con diferentes juegos de mesa, llegan los concursos, para conocedores, para los bailarines, para esas estrellas de la canción que en un karaoke nos alegran con sus voces, de manera impensada también un concurso de sentadillas para mujeres y de flexiones de pecho para hombres, la camaradería se suspende por un instante, pero estalla la emoción al saber el ganador, sin importar quien sea, todos festejamos que alguien pueda disfrutar de más cervezas artesanales… (no me gusta presumir, pero gané el concurso flexiones).
El recorrido por la planta es muy interesante, conocer como se elabora una cerveza desde cero es sorprendente, todo el arte, la ingeniería y el amor que hay en cada botella es impresionante, recetas únicas, variedad en la malta, en el lúpulo, en la cocción y las variables de temperatura e ingredientes hace que se valore mucho más cada sorbo, cervezas como la Mangozadera que con su sabor único logró conquistar a los jurados en diferentes concursos internacionales, ganándole a casas reconocidas de Argentina, Uruguay y Brasil, venciendo a los gigantes del mercado suramericano.
Amanecerá y veremos, más que una esperanza es un deleite para los amantes del maracuyá que hecho cerveza es un despertar a los sentidos, finalmente el recorrido va generando la admiración por estos emprendedores que han logrado conquistar un mercado importante, han enamorado a un publico cada vez más exigente y han nutrido con matices y notas aromáticas el paladar y el olfato de una ciudad que crece con amor por sus cervezas, tan caleñas como es posible serlo, tan familiares como “la María” llamada así en honor a la madre de Hernán y Tatiana.
Al final ya no hay extraños en este grupo, la “Chilente” nos acerca con sus notas picantes y sabor a tequila, todos compartimos, nos reímos, disfrutamos de los diferentes juegos y de las historias de como conocimos esta marca, resultan amistades, incluso me siento con el compromiso de escribir sobre esta maravillosa experiencia y recuerdo algunos rostros sonrientes, la experiencia del tour es indescriptible y como en el carnaval “quien lo vive es quien lo goza”, yo mientras tenga mi “Morenaza” cerca siempre seré feliz.
Si tienes la oportunidad de ir a cualquiera de los tres pubs que tiene Antaño, seguro lo vas a disfrutar y la experiencia de hacer el tour en la planta, te sugiero no perdértela ya que es algo tan refrescante como una buena cerveza.