Valeria Viaña Padilla – periodista
Samuel Gómez Alvear, de 38 años, es transgénero masculino. Este cartagenero, radicado en Medellín, cuenta su testimonio de cómo pasó de ser mujer a hombre. Su trayectoria como profesional ha trascurrido positivamente como arquitecto, pues ha sido ascendido tres veces en una reconocida empresa de la capital de Antioquia donde trabaja desde hace varios años, y ahora se desempeña como gerente de proyectos.
Samuel se considera una persona comprometida, enfocada y proyectada, hasta conseguir lo que quiere a nivel personal, emocional y laboral. Y así lo demuestra.
¿Quién soy?
Cuando era niña se llamaba Sandra, pero desde los cinco años se sintió más identificado como un varón y desde ese momento su vida cambió: hoy su cédula se lee con el nombre es Samuel, pues decidió atravesar un proceso de identidad conocido como trangénero masculino, es decir, cambió completamente su físico, mente y pensamiento al género sexual con el que siente afinidad, y no con el que le fue asignado al nacer.
“Mi primer pensamiento de sentirme varón fue desde mi niñez, pero mi proceso y en la decisión radical fue en marzo del 2022, me dije: soy hombre y decido hormonizarme totalmente, no solo de pensamiento sino también física y mentalmente”.
Aquella niña llamada Sandra creció en Cartagena en un entorno familiar muy amplio. Al relacionarse con sus primos y amigos varones sentía que se identificaba con esa sexualidad. Y siendo tan pequeña se preguntaba por qué era tan diferente aún sin identificar los cambios en su crecimiento y su desarrollo en su género asignado al nacer.
Al desarrollarse, en la etapa donde todavía no tenía ningún proceso hormonal, empieza a cuestionarse sobre sus cambios físicos: inmediatamente sintió desagrado al mirarse al espejo y verse como una voluptuosa mujer. A los 22 años decidió cortarse el cabello y dice que su vida dio un giro de 60 grados. En plena juventud ocurrió algo fuera de lo normal: su cuerpo empezó a tener cambios hormonales por sí mismo: exceso de vellosidad corporal, acné y voz grave. Sandra, al acudir al endocrino, se sometió a exámenes de sangre que arrojaron que su cuerpo estaba produciendo más hormonas masculinas que femeninas, por lo que le recetaron tomar anticonceptivos para regular la condición de su cuerpo como mujer, una situación realmente frustrante y decisiva.
Entraron las crisis emocionales: qué soy, qué quiero ser, cómo puedo llegar a ser con lo que realmente tengo en mi cabeza. Carecía de información en esa época, en los años 80’ o 95’, cuando aún el tema de la orientación sexual era un tabú y muy reservado, especialmente en la costa donde prevalece el machismo, entonces fue duro para él reconocer los medios adecuados en este proceso.
“De la noche a la mañana yo no dije: quiero ser hombre. Desde que nací sentí que yo no era lo que mi cuerpo me estaba mostrando. En este proceso comencé a identificar que hay unas condiciones internas que hacen parte de este proceso desde el feto. Según me he informado, hay una teoría que dice que desde la gestación hay una parte en la que el feto está en desarrollo que aporta en la parte sexual y en la parte mental, entonces, si en la parte sexual aportó el sexo femenino se nace con esa orientación: es mujer, pero si en la parte genital aporta un gusto al otro sexo ahí es donde viene esa contraparte. Se nace con el sexo femenino pero el gusto y el cerebro se enfocan en otra perspectiva diferente a lo que se ve”, dijo.
Samuel debía decidir entre su deseo, pensamiento y sueño, ó, su familia. Era una lucha interna entre las personas que ama, pero al final se dio cuenta que hay que amarse primero a sí mismo para amar a los demás. Se rehusaba a vivir la vida en este mundo sin verse y sentirse bien como desearía. Ahí dio el primer paso y, aun estando solo, sentía que no perdía nada con intentarlo.
Una decisión radical y la EPS.
Con el pasar del tiempo, Samuel siguió investigando hasta descubrir que existen otras opciones a través de un proceso médico con el que lograría lo que realmente quería. El internet y las redes sociales le sirvieron de ayuda para conocer cómo manejar las terapias y empezar un tratamiento.
“Me di cuenta que ni siquiera necesitaba asumir mis propios recursos económicos, que por medio de la EPS podía conseguir todo y lograr lo que yo realmente deseaba. Todo empezó en Medellín por el cambio de EPS cuando me vinculé a la empresa, y al hacer el traslado e indagar sobre el proceso, me dieron la guía completa de cómo debía empezar el tratamiento”, aseguró.
La EPS Sura es una de las pocas en el país que brinda estas alternativas de vida y salud, y según testifica Samuel, es la más cumplida en el proceso de la transición al prestar servicios de psicología, psiquiatría, endocrino y demás especialistas que son quienes hacen un diagnóstico conocido como disforia de género y toman la decisión de identificar si el paciente requiere del tratamiento con acompañamiento.
Cabe anotar que este prestador de servicio realiza la hormonización totalmente incluida dentro del post, pues son medicamentos costosos como las inyecciones trimestrales con un valor aproximado de 800 mil pesos cada una; la cirugía de la mastectomía de la cual Samuel fue operado este año y consiste en el retiro completo de las mamas, en su caso le reconstruyeron unos pectorales a manos de una reconocida especialista reconstructiva en Colombia.
“La inyección depende de unos productos que deben aplicar, para eso realizan unos exámenes previos de acuerdo al estado del organismo, pues así mismo remiten a los medicamentos. Empecé con una inyección mensual cada cuatro semanas, y de ahí, a medida que pasaba el tiempo, el endocrino me mide cada tres meses el tema hormonal, la tiroides y todos los cambios que pueda presentar en mí, de esa manera verifican si sigo con los mismos medicamentos o se cambian. Ahora estoy con una inyección trimestral que es bastante fuerte”, precisó Samuel.
Estos medicamentos son de por vida. En el caso de Samuel se debe a las cirugías que se ha realizado, como la histerectomía, que es el retiro del útero conservando los ovarios, lo que significa que todavía está generando hormonas femeninas a su cuerpo, por ende, todavía debe consumir testosterona para cumplir el propósito que desea con su cuerpo. Ese objetivo se logra completamente alrededor de los cinco años.
Ahora, Samuel aclara que toda su transición no fue infundida ni influenciada, simplemente fue una decisión personal. También destaca que más allá de su orientación sexual, lo más importante es lo que habita en su corazón. Con solo escucharlo se percibe que es una persona noble, con mucho amor para dar, creyente en Dios, buen hijo, inteligente y trabajador.
Una respuesta
Pues me parece bien, que haya pensado en el,en su felicidad,y no en la de su familia y los demás,dice que desde muy pequeño se sintió hombre, aunque pareciera mujer,y tomo la mejor decisión por su bien, que no piense en la sociedad y en lo que digan de él, que viva su vida como se sienta,muy valiente