Diferentes asociaciones del sector rural de Cali se han unido para manifestarse ante la falta de atención por parte del gobierno municipal y departamental, y promover el voto en blanco.
“Es por ti, es por todos, es por los derechos colectivos de nuestro municipio”, expresa John Jaramillo, habitante y líder del corregimiento La Buitrera.
El voto en blanco es el instrumento ciudadano para ejercer el voto de oposición a las diferentes candidaturas que no llenan las expectativas ciudadanas.
En Colombia ya hay antecedentes electorales donde el voto en blanco fue el ganador. En el 2015 en los municipios de Bojacá y Sutatausa en el departamento de Cundinamarca, y en el municipio de Achí, departamento de Bolívar.
El triunfo del voto en blanco en estos municipios obligó a las autoridades electorales a repetir las elecciones.
El voto en blanco para ganar debe ser del 50% más 1.
Según la Registraduría, en la historia de la democracia colombiana, 14 veces ha ganado el voto en blanco, por lo tanto, es posible afirmar, que el voto en blanco en Colombia no es un sueño.
En Cali, para 2019, el voto en blanco se duplicó en comparación a cuatro años atrás. Ese año, en las elecciones se ubicó en 9,54 por ciento, mientras que en los comicios de 2015 apenas llegó a 4,82 por ciento.
En 2019, en elecciones municipales hubo 75.149 votos en blanco.
¿Qué efecto jurídico tiene el voto en blanco?
La Constitución Política de Colombia establece el efecto jurídico del “Voto en Blanco” en el parágrafo del artículo 248 y dice: “Deberá repetirse por una sola vez la votación para elegir miembros de una Corporación Pública, gobernador, alcalde o la primera vuelta en las elecciones presidenciales, cuando del total de votos válidos, los votos en blanco constituyan la mayoría. Tratándose de elecciones unipersonales no podrán presentarse los mismos candidatos, mientras en las de Corporaciones Públicas no se podrán presentar a las nuevas elecciones las listas que no hayan alcanzado el umbral”.
Estamos en desobediencia civil
La Ruralidad en Cali manifiesta su inconformismo frente al desgobierno municipal en el territorio rural, dejando progresar la construcción, los incendios y las invasiones. No cumple con su labor de planeación, ordenamiento y administración del territorio, pero cobra impuestos prediales cada vez mayor, sin reinvertirlos en el territorio.
La Ruralidad expresó además recientemente en La Buitrera su rechazo a cuatro medidas específicas de la administración municipal, que son:
• Cali Distrito (bajo las modalidades de la Ley 1617, a saber: sin descentralización)
• Estratificación rural (según la estructura de la casa y no según la disponibilidad y calidad del servicio público)
• Catastro (colocando a áreas de reserva forestal y de protección ambiental un avalúo por metro cuadrado como si fueran terrenos para construcción de viviendas)
• Ampliación indiscriminada del alcantarillado (en vez de una gestión racional del hábitat y de sistemas individuales de tratamiento, con pozos de infiltración) y construcción de PTAR costosas, fuentes de olores, por la ineptitud de la Alcaldía en contratarlas correctamente.
Jhon Jaramillo, líder de LA RURALIDAD VOTA EN BLANCO sostiene que: “Es tanto el desconcierto que hay frente a estas elecciones, que los corregimientos y veredas le van a apostar al voto en blanco porque sienten que el mandatario que llegue no los representa para la alcaldía, ya que hasta el momento todos los alcaldes, y los concejales en su gran mayoría, han eludido las peticiones de la Comunidad. Tampoco se sienten representados por las JAL, que terminan siendo voceros del Gobierno municipal de turno o de algún concejal específico, en vez de representantes que llevan la voz de la Comunidad al Gobierno municipal; ni hablar de la Gobernación que se ha vuelto un foco de corrupción.
Por eso la zona rural de Cali, con pedagogía, divulgación y entusiasmo, tratará de evitar que sus derechos sigan siendo pisoteados y promueve el VOTO EN BLANCO.